miércoles, 1 de junio de 2016

La siesta: ¿es una pérdida de tiempo o no?

Durante siglos, los seres humanos han trabajado en sitios que no estaban muy lejos del lugar donde vivían, y toda su actividad se realizaba en pequeños núcleos. Los horarios de trabajo eran más largos pero a media jornada tenían tiempo de volver a sus casas donde comían y reposaban durante un rato, eso les permitía volver con energías renovadas.
Fue tras la revolución industrial cuando los centros de trabajo en grandes fábricas se situaron en zonas más lejanas con lo que desapareció ese tiempo de desconexión en el que cada uno se iba a descansar a mitad de la jornada.
Más adelante, con el aumento de la producción en el mundo occidental, ese tiempo de descanso con el nombre de siesta fue considerado como un signo de pereza y de falta de productividad. Nada más lejos de la verdad: prestigiosas universidades como Harvard y Nueva York, tras exhaustivos estudios, han comprobado que las condiciones mentales y físicas aumentan tras realizar una pequeña siesta.
En Japón, un país productivo por excelencia, han superado este tabú y empresas tan importantes como Toyota facilitan que sus trabajadores duerman un rato a la hora del almuerzo, sabiendo que de esta forma rendirán al 100% por la tarde.
Según un estudio de la NASA, una siesta de 26 minutos es suficiente para aumentar hasta un 35% más el rendimiento de trabajo y un 55% más el nivel de alerta al despertar.
Con una siesta de 30 minutos se obtienen todas las ventajas que esta ofrece. En cambio, durmiendo 45 minutos se pasa por un estado de inercia del sueño con una sensación de somnolencia que puede durar hasta dos horas después de haber despertado. No pasa así después de 60 minutos de siesta, tras la cual se mejora el nivel de alerta hasta 10 horas seguidas.
La siesta ofrece grandes beneficios:
  • Disminuye en un 30% los riesgos de tener enfermedades cardiovasculares
  • Desacelera los latidos
  • Libera las tensiones nerviosas
  • Regula la presión arterial alterada a causa del estrés
  • Mejora la creatividad y la percepción sensorial
  • Aumenta los niveles de alerta
  • Ayuda en la toma de decisiones
  • Aumenta la capacidad de concentración
Grandes genios de la historia han sido practicantes de la siesta, entre ellos Salvador Dalí que produjo sus mejores obras después de despertar de su descanso en un sillón frente a un lienzo.
Para que la siesta tenga un mayor efecto reparador, es mejor hacerla en un lugar tranquilo con temperatura agradable y con poca luz; siempre recordando que hay que procurar no hacer la siesta ni demasiado larga ni demasiado tarde para no alterar los ciclos de sueño por la noche.

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