El paseo. Eso que normalmente hacemos cuando creemos que nos sobra el tiempo, es algo que si practicamos de forma regular y consciente tiene enormes beneficios para la salud.
Se
puede hacer a cualquier edad y combinar con cualquier actividad, o
mientras nos dirigimos a ella. Si es antes de dicha actividad, nos
motiva y ayuda a poner pensamientos y proyectos en orden, y si es
después, nos relaja, elimina toxinas y preocupaciones, y sirve de
nexo con lo siguiente.
El
paseo, en duración e intensidad, debe estar de acuerdo con las
posibilidades de cada uno. Solamente con conservar esta premisa sus
beneficios se notan de inmediato:
Se activa la circulación
Durante
el paseo el corazón late suave pero rítmicamente, y los músculos
de las extremidades inferiores impulsa el retorno de la sangre hacia
el corazón, lo que activa la circulación.
Se desarrolla la vitamina D
La
vitamina D del organismo es sintetizada a través de la piel por la
transformación de esteroles, gracias a la acción de los rayos
ultravioletas del sol. Esta fuente natural de vitamina D suele ser
suficiente para cubrir las necesidades de una persona adulta. La
vitamina D es indispensable para la calcificación del esqueleto
durante el crecimiento y, más adelante, para el buen mantenimiento
de los huesos y de la dentadura.
Se regula el colesterol y la tensión arterial
En los
últimos años se han efectuado un gran número de estudios, entre
ellos el realizado por el grupo de investigación de la Universidad
de Stanford. Estas investigaciones han confirmado un patrón de
relación entre el ejercicio físico y los niveles de lípidos en
sangre. Una mayor cantidad de ejercicio se asocia con niveles más
bajos de triglicéridos y LDL (colesterol malo), y con niveles más
altos de HDL (colesterol bueno), al mismo tiempo que se regula la
tensión arterial. Esto se consigue con ejercicio de baja intensidad
y efectuado durante periodos de tiempo largos.
Se agilizan las articulaciones
Un
ejercicio suave como el paseo mantenido en el tiempo y de forma
regular contribuye a conservar unas articulaciones ágiles durante
más tiempo. Incluso en casos en que la lesión ya ha surgido, como
la artrosis, el ejercicio físico suave (cuando se ha conseguido
mitigar el dolor) se presenta como una alternativa de tratamiento
barata y efectiva.
Se regula la producción de melatonina–serotonina
La luz
solar, junto al ejercicio, hace que los niveles de serotonina
(responsable de la producción de melatonina) sean más altos durante
el día, y esto influye en un aumento de la melatonina por la noche
cuando no hay luz; lo que induce a una mayor calidad del sueño.
Se activa la producción de endorfinas
Practicar
ejercicio y la luz del sol aumentan los niveles de endorfinas. Las
endorfinas, que de esta forma son producidas por el propio organismo,
actúan como modulador del dolor y del estrés, produciendo
bienestar.
Regula el funcionamiento intestinal
El
ejercicio físico diario es muy importante para regular el ritmo
intestinal. Un paseo de unos 45 minutos al día (junto a una buena
hidratación y una dieta equilibrada) acostumbra a ser suficiente
para notar sus beneficios.
Todas
estas ventajas hacen del paseo una herramienta importante para
disfrutar de una buena salud, y si además durante el paseo se tiene
relación con otros, entrenaremos la sociabilidad con todas sus
ventajas: cuidado personal, sentido del orden (si se fija un
horario), comunicación–escucha, compañía–integración y
relajación.
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